Sabemos que apple protege la privacidad de los usuarios más y mejor que ninguna otra empresa tecnológica. No lo lo digo yo: es que esa parece ser al menos la creencia popular. Una que la empresa ha sabido inculcarnos y sobre que insiste una y otra vez en sus presentaciones de producto. Apple, que se autoproclama adalid de nuestra privacidad, ciertamente lo hace mejor que muchas otras. Pero mientras lo hace y presume de ello —porque su negocio no depende tanto de ello— está logrando algo aún más importante: destruir a sus rivales.
«En Apple diseñamos nuestros productos para proteger tu privacidad y darte el control de tu información». Ese es uno de los mensajes claros de Apple en su sitio web oficial. Tim Cook no para de hablar del tema: en enero de 2021 calificó la privacidad como «uno de los grandes problemas de nuestro siglo».
Más recientemente visitó el Congreso de los Estados Unidos y presionó para que se emitieran nuevas leyes para proteger la privacidad. El discurso parece loable, pero 1) viene de una empresa que se puede permitir el lujo de hacerlo y 2) va dirigido a un país conocido por su alergia a la privacidad —en realidad casi todos los países del mundo lo son— y su gusto por echar balones fuera en esta materia.
El negocio de Apple no son los datos como pensamos algunos. Al contrario de lo que parece con las empresas cuyo modelo de negocio es el de la publicidad —Google, Facebook/Meta, Twitter, etc—, en Apple los ingresos provienen de su hardware (iPhone, Mac, iPad, Apple Watch) y de los servicios creados a su alrededor, sean o no exclusivos de esos dispositivos (Apple TV+, iCloud, App Store, Apple Music, etc).
Aunque esos dispositivos y servicios recolectan información de los usuarios, pero como explicaban en Fossbytes el uso que Apple hace de ellos es distinto al que hace por ejemplo Google. Además de aprovechar esos datos para mejorar su software y servicios, lo usan para mostrar publicidad, sí, pero es publicidad muy acotada: una que aparece únicamente en la App Store, en la aplicación de Noticias y en la de Bolsa.
Los de Cupertino recolectan datos, sí, pero muchos menos. Un estudio reciente revelaba cómo Google, Twitter, Amazon y Facebook recolectan muchos más tipos de datos de los usuarios que Apple, mientras que otro estudio algo anterior mostraba cómo Android envía 20 veces más datos a Google de los que iOS envía a Apple. Una vez más la razón es clara: el modelo de negocio de la empresa de Cupertino es muy distinto al de esos competidores.
Apple no vende esos datos a terceros aunque tuvo problemas en el pasado con ello. La empresa solo aprovecha esos datos para mostrar publicidad en su propio ecosistema, pero es que Google tampoco lo hace: ambas empresas recolectan datos para mostrar publicidad contextual y dirigida sin compartir esos datos con terceros.
El ejemplo propuesto por Fossbytes era claro: si McDonald’s quiere publicitar una nueva hamburguesa, querrá mostrar esos anuncios a los usuarios que buscan recetas en Google o que leen sobre blogs de comida en Apple News. Lo que hace McDonald’s es pagar a Apple y Google para mostrar esa publicidad a esos usuarios: estas empresas saben a quienes dirigen la publicidad, pero no comparten esa información con otros. Así pues, no se venden esos datos de forma directa, pero sí venden el hecho de que eres uno de sus usuarios, y, por tanto, objetivo de los anunciantes.
Apple no sabe quién eres. Aunque Apple recolecta datos, tanto ella como otras muchas afirman que esos datos no permiten identificar a usuarios concretos. Aquí se maneja el ya conocido concepto de privacidad diferencial. Apple presume de ella, pero fue Microsoft quien lo creó y Google quien también lo usa.
La privacidad diferencial es un sistema estadístico que permite recolectar datos y analizarlos sin que ello comprometa la identidad y privacidad de quienes los proporcionan consciente o inconscientemente. Para ello se usan técnicas como el hashing de datos (para cifrarlos) el subsampling (que toma solo parte de ellos) y la inyección de ruido (que añade por ejemplo datos aleatorios que ofuscan los datos sensibles o personales). Esa técnica ayudaba a fortalecer su mensaje, pero el punto de inflexión se debió a otra razón.
En abril de 2021 llegaba iOS 14.5, y lo hacía con un cambio crítico: la llamada App Tracking Transparency (ATT). Esta característica permite al usuario decidir si las aplicaciones instaladas en su dispositivo pueden o no rastrear su actividad en otras aplicaciones y en internet con el objetivo de mostrar publicidad segmentada.
La introducción de esta característica provocó una guerra de declaraciones entre Tim Cook y Mark Zuckerberg, que criticó duramente a Apple argumentando que la empresa estaba aprovechando su posición de dominio. De hecho en Facebook publicaron anuncios impresos a página completa en varios periódicos estadounidenses. Dio igual: Apple la ha mantenido e incluso Google ha dado pasos para ofrecer una opción similar en Android.
Coge el dinero y corre. El argumentario pro-privacidad de Apple se cae un poco por su propio peso cuando uno se entera de que Google le pagó 15.000 millones de dólares a Apple en 2021 para asegurarse estar por defecto como buscador en Safari en iOS.
Esa es otra prueba de cuánto valen nuestros datos, y como me recordaba mi compañero Antonio Sabán, es cierto que poner otro buscador por defecto como DuckDuckGo o Bing sería 1) complicarles las cosas a muchos usuarios y 2) al final la mayoría cambiarían a Google de todos modos. Así que cuando esta última pone ese dineral sobre la mesa, Apple no parece tener problemas en coger el dinero y correr.